Todo lo que sabes del perro alfa está equivocado

adiestramiento canino

El perro alfa es el líder dominante de la jauría, que logra su posición privilegiada mediante la intimidación y la fuerza. Somete a los demás perros manteniéndolos contra el piso, comiendo antes, caminando por delante, atacándolos o mediante cualquier otro tipo de amenazas y violencia.

Esta idea forma parte del saber popular desde hace más de siete décadas y es el pilar de algunos de los estilos de adiestramiento canino más populares. Aunque es una idea muy difundida, tiene un error muy importante: el perro alfa no existe.

Quizás te preguntes cómo puede ser que una idea errónea esté tan difundida y sea tan aceptada por gente que trabaja con perros, no sólo adiestradores, sino también veterinarios, criadores y otros. Tal vez también te preguntes qué importancia puede tener. Al fin y al cabo si lo que importa es educar al perro, qué más da el enfoque que se use mientras de resultados.

Pues por una parte, resulta que las limitaciones de la ciencia en esa época y su mala difusión al público en general hicieron un flaco favor al entendimiento que tenemos sobre el comportamiento de perros y lobos. Por otra parte, este tema sí tiene mucha importancia porque está comprobado que apelar a la idea del líder alfa durante el adiestramiento y la educación de los perros puede producir perros agresivos. Para que comprendas mejor este tema, veamos las dos interrogantes.

Cómo surgió y se popularizó el concepto del perro alfa

La idea del lobo alfa, de la que derivó la del perro alfa, fue desarrollada por el etólogo Rudolph Schenkel en las décadas de 1930 y 1940 mientras estudiaba dos manadas de lobos cautivas en un zoológico suizo. Esa investigación revolucionó las ciencias del comportamiento cuando fue publicada bajo el título de Expressions Studies on Wolves (Estudios de las expresiones en Lobos; enlace en inglés), donde se presentaba un compendio detallado de la sociología del lobo.

Aunque el estudio de Schenkel fue detallado y revolucionario, solamente tomaba en cuenta manadas de lobos adultos que habían sido forzados a vivir juntos en cautiverio bajo condiciones de alto estrés. No había en el mismo ninguna observación acerca de comportamientos de lobos en estado silvestre o, por lo menos, de manadas cautivas que se hubieran formado naturalmente.

Aún así, el concepto del lobo alfa se difundió entre los etólogos y se convirtió en el parámetro de referencia para comprender el comportamiento de lobos y otros cánidos. Los adiestradores de perros también adoptaron ese modelo, que además era muy útil para justificar las durísimas técnicas que se empleaban en ese entonces y que, en su mayoría, eran variantes del método Köhler de adiestramiento canino desarrollado en la Alemania de la guerra.

En 1970, el prominente biólogo de vida silvestre David Mech publica su libro más influyente, The Wolf: The Ecology and Behavior of an Endangered Species (El Lobo: La Ecología y el Comportamiento de una Especie Amenazada). Este libro hacía eco de la idea de Schenkel acerca de la existencia de lobos alfa dominantes en cada manada.

El prestigio de Mech en la comunidad científica y su calidad como escritor hicieron que el libro se convirtiera en un clásico para los estudiosos del comportamiento animal y una referencia para todos quienes trabajaban con el comportamiento de cánidos en general. Así, el concepto de animales alfa se hizo popular entre etólogos, psicólogos, adiestradores e incluso entre el público general.

En los años siguientes, David Mech continuó sus estudios con lobos en estado silvestre y encontró que todo lo que había publicado acerca de los lobos alfa estaba equivocado. Se dio cuenta que cada manada es en realidad una familia y que los líderes no son los alfa que dominan mediante la fuerza y la intimidación, sino que son los padres de los demás lobos. También encontró que las peleas y la necesidad de apelar a conductas agresivas de cualquier tipo eran raras y sólo ocurren en situaciones muy particulares.

Mech solicitó a sus editores que dejaran de publicar el libro debido a los errores que contenía, pero el éxito del libro fue más fuerte y se continuaron imprimiendo nuevas ediciones. En 1999 el biólogo publicó el artículo Alpha Status, Dominance, and Division of Labor in Wolf Packs, (Estatus Alfa, Dominancia y División del Trabajo en Manadas de Lobos; enlace en inglés) en la revista científica Canadian Journal of Zoology. Este artículo que rechaza el concepto central del líder alfa es considerado por eminentes etólogos como un punto de quiebre en la comprensión del comportamiento de los lobos.

Lastimosamente, el concepto del perro alfa, derivado del de lobo alfa, todavía permite justificar técnicas abusivas que emplean la violencia física y la intimidación de los perros. Muchos adiestradores continúan fomentando esta idea porque es la única manera que conocen de educar a los perros.

Cuando esos entrenadores encuentran perros que no responden bien a esas técnicas (la mayoría), sugieren que esos perros son alfa o dominantes, y la idea del perro alfa cobra más fuerza y se difunde más aún.

Basar el adiestramiento en la existencia de perros alfa puede ser peligroso

Las técnicas de adiestramiento basadas en el concepto del perro alfa incluyen muchas maneras de someter físicamente a los perros. Entre éstas se encuentran:

  • El uso de collares de ahorque, de púas o de choques eléctricos.
  • Golpear o patear a los perros.
  • Gruñir o adoptar otros comportamientos característicos de los perros.
  • Forzar físicamente a los perros a soltar objetos (los métodos más empleados consisten en abrir la boca del perro con las manos o pellizcar su oreja hasta que grite por el dolor).
  • El alpha roll o sometimiento alfa (forzar físicamente al perro a estar tumbado sobre su espalda y sujetarlo por el cuello o las mejillas para mantenerlo en esa posición).
  • Forzar al perro a estar echado sobre un costado, sujetándolo para que se quede en esa posición.
  • Mirar fijamente al perro.
  • Sujetar firmemente con la mano el hocico del perro por su parte superior (la caña nasal) impidiéndole moverse.

Todos esos métodos y otros más que se emplean tradicionalmente son muy agresivos, física o emocionalmente para los perros, y en muchos casos conducen a respuestas agresivas por parte de éstos.

Las respuestas agresivas son interpretadas como que el perro es muy dominante o es alfa, y por tanto debe ser sometido con mayor fuerza. El resultado final es un perro tan atemorizado que inhibe sus respuestas al mínimo (y se piensa que es un perro bien educado), o un perro que presenta conductas agresivas como defensa anticipándose al maltrato.

Generalmente se piensa que estos últimos son naturalmente dominantes y que su agresividad es innata porque son líderes, pero la realidad es que en la mayoría de los casos se trata de perros asustados que aprendieron a morder antes de ser lastimados.

Estudios etológicos recientes demuestran que basar el adiestramiento en el concepto de perro alfa y la dominancia puede causar más comportamientos indeseados en vez de solucionar los problemas (enlace en inglés), y que por norma general este tipo de adiestramiento no elimina conductas agresivas sino que las estimula (enlace en inglés).

Ya es tiempo que hagamos a un lado nuestros prejuicios sobre el comportamiento de nuestros mejores amigos y empecemos a comprender que son más complejos de lo que pensamos. Los perros son animales con capacidades cognitivas muy desarrolladas que solamente podremos llegar a comprender si nos animamos a verlos en todas sus dimensiones y no como déspotas máquinas unidimensionales que sólo buscan someter a los demás.

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